He terminado el segundo libro de la trilogía "Millenium" de Stieg Larsson, "La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina". Si el primer libro ("Los hombres que no amaban a las mujeres") me pareció francamente bueno, por bien escrito, ameno y que te enganchaba desde las primeras páginas en un historia en la que los personajes eran apasionantes, este segundo me ha parecido tan inquietante o más que el primero, con un ritmo endiablado, es de esos libros que te lo llevas para leer mientras descomes sentado en la taza del vater y cuando te das cuenta te están llamando a la puerta por que llevas media hora encerrado en el baño. ¿Por qué me parece esta segunda novela mejor que la primera? Aunque son historias independientes una de la otra comparte los personajes principales, pero el modo de contar la historia, aunque siguiendo con una escritura muy periodística, es mucho más rápida, hay muchos más personajes, tramas y subtramas (prostitución, trata de blancas, drogas, fascismo, política,...). No es sólo una novela periodística, o una novela negra o de intriga, es algo más debido a esa perfecta combinación. El personaje de Lisbeth Salander, una chica con aspecto un tanto extraño, al que muchos tenían por un bicho raro o simplemente como una anormal que necesitaba la custodia de un tutor legal, toma más cuerpo y protagonismo en esta nueva novela y aunque a veces dudes que pueda enfrentarse a un tipo de más de dos metros e inmune al dolor y derrotarle, pero viéndola como se las gasta piensas que esta chica puede ser capaz de cualquier cosa, hasta de cometer un asesinato a sanfre fría. Una personaje que combina a la perfección dureza con debilidad, frialdad con emotividad, pero siempre en dosis justas y adecuadas al momento narrativo. Es un personaje fascinante al que conocemos aquí en mayor profundidad. El periodista Mikael Blomkvist pasa a un segundo plano aquí pero la tozudez, la tenacidad y su experiencia como periodista hacen que vaya desenrrollando la madeja como si fuera componiendo un puzzle hasta conseguir destapar la verdad sobre unos extraños asesinatos. Y algunos de los personajes secundarios simplemente maravillosos, a veces por espeluznantes y despreciables, al ver la bajeza a la que puede llegar el ser humano y otros son emotivos y entrañables. La contraposición entre unos y otros hacen una collage inmejorable de la complejidad del ser humano.
A principios de este mes se ha estrenado en los cines suecos la adaptación de la primera novela de la trilogía que aunque, parece ser que no ha sido muy bien recogida por la crítica si que lo ha sido por el público (parece ser que a pesar de una buena realización esta falta de la garra de la novela y la actriz que da vida a Lisbeth no ha tenido muy buenas críticas por el personaje). Las dos siguientes adaptaciones de sus libros van a ser estrenadas directamente en la pequeña pantalla. Tendremos que verlas y esperar a que se publique la última entrega de la novela que espero sea tan buena como las anteriores.
domingo, 29 de marzo de 2009
domingo, 15 de marzo de 2009
Watchmen
Ayer fui a ver Watchmen en los cines Kinepolis de Pozuelo (Madrid). Lo mejor, es que la sala tenía una pantalla de 20 metros de ancha y ocho de alto y el sonido era espectacular, aunque las asientos no eran demasiado cómodos ya que los respaldos era muy bajos para mi, pero no se te ocurra ver una de estas pelis de superhéroes en tu casa, te das cuenta que el cine sigue siendo el cine si es en pantalla grande, a pesar del ahorro que te supone tener el videoclub en tu casa y la rapidez con la que te puedes bajar las películas y luego, la mayoría vayn directamente a la papelera de reciclaje de tu ordenador. ¡Ah, ya¡, ¿la película?... ¡Buff¡, pues ni frio, ni calor. Yo ya iba con bastante miedo de lo que me podía encontrar, como me suele pasar con xasi todas las adaptaciones de comics, y ¡toma¡, vuelvo a acertar. Se han puesto de moda las pelis de superhéroes. Unas por que han intentado buscar una nueva visión del héroe y otras por que eran meras adaptaciones del comic a la pantalla. Y este es el caso. El director, Zack Snyder mas que una adaptación lo que ha hecho ha sido un intento de calco del comic-book, pero eso es imposible, es como llevar a la pantalla El Quijote, tienes tantas posibilidades de que te salga un bodrio que lo difícil sería que saliera algo bueno. Siempre que veo la adaptación de un libro o de un comic, en la mayoría de las ocasiones, salgo defraudado y los resultados son nefastos. Por qué cuando lees un libro, si el autor es medianamente bueno, hace que cada uno se haga su imagen del personaje en su mente y cuando ves la peli te quedas defraudado por que o no se parece a lo que tu te habías imaginado físicamente o no consigue sacarle el jugo al personaje y se deja en el tintero los rasgos de la personalidad y de la ética que tu consideras imprescindible en el personaje para poder entender la historia. En los comics pasa algo parecido, es más fácil conseguir que tu imagen coincida con la imagen del actor, por que ya tienes una referencia visual y es mas simple conseguir ese objetivo, pero desentrañar su personalidad en el metraje, con un tiempo reducido para hacerlo, es muy complicado. Y así sucede con Watchmen. He leido el comic dos veces y aun así cada vez que lo leo, dada su complejidad hay veces que tengo que volver al principio del capitulo para ver que me estaba explicando el autor o el por que de lo que cuenta, sobre todos los apéndices que aparecen, que el Alan Moore de los cojones está muy mal de la azotea y con sus continuos p´alante-pátras, te deja descolocado. La peli visualmente está bastante acertada (con el presupuesto que se han gastado, si en ese aspecto hubiera sido un fracaso, era para matar al director). El principio, con los títulos, la presentación de los Minutemen y el asesinato de El comediante, me dieron esperanzas de disfrutar con la película, pero a partir de la primera media hora la cosa decae sobre manera. Me repito, es muy difícil resumir aunque sea en casi tres horas de metraje todo un compendio sobre la complejidad del ser humano, sobre todo de los superhéroes, de como ha de prevalecer en las decisiones personales el bien común sobre el egoísmo intrínseco de los humanos, sobre la posibilidad de la extinción de la vida en la tierra por la amenaza nuclear, sobre si los "buenos" siempre son los "buenos" y su actos para salvar a la humanidad son siempre justos y necesarios, el determinismo del futuro que nos espera... Ozimadias, que se supone que es el ser mas listo del mundo mundial, parece la caricatura de un julay bujarrón con más pluma que un pavo real; Espectro de Plata, que es un personaje secundario, aquí pasa a ser la "chica" de la película (bueno, mejor ni hablar del gatillazo en su primer encuentro con el Buho nocturno, ni del polvo flamigero después de meterles a unos pringaos una manita de hostias, me sobran). El Doctor Manhattan aparece como un timorato, con frases de esas como las que decía mi tio el "sentencias", pero que se me queda muy cortito. El mejor retratado es Rorschah, la mascara está muy bien lograda y las escenas de la cárcel de las mejores que he visto en una película del género ("yo no estoy encerrado con vosotros, vosotros estaís encerrados conmigo") y es al único que le han sabido exprimir la esencia del personaje y es el mejor retratado por que para entender este comic hay que entender las subtramas y a los personajes más o menos secundarios, lo que da un resultado de cierta incoherencia en la historia y perdiendo los aspectos más importantes de la trama, acentuando los aspectos más sexuales o violentos y demasiado pretenciosa. ¿Y la música?, lo de la música no tiene nombre... pero si parece que han sacados las canciones del disco de lo Mejor de M80, ninguno de los temas pegan ni con mocos en las escenas. Resumiendo: una película visualmente bastante buena, con un resultado que me deja un sabor agridulce, pero recomendable si no has leído el comic (pero más recomendable es que lo leas) y si lo has leído, pues que te voy a decir, que evidentemente, se podía haber explotado más de algunos personajes pero si con lo que dura, a ratos me resulto aburrida, no lo consigue tendremos que esperar a que salga en DVD la versión extendida y ver otra hora más de extras, a ver si se me quita el mal humor que tengo ahora mismo. Me sigo quedando con el Batman de El Caballero oscuro, sobre todo con el Joker (impresionante Heath Ledger) que supo destacar el lado más perturbado del personaje con una gran genialidad, que es la mejor película de las que he visto hasta ahora de superhéroes y en dos horas y media y merecedora de los mejores calificativos.
miércoles, 4 de marzo de 2009
El turismo... que gran invento...
No se que tendrá el turismo y la imaginación patria hacia lo foráneo, sobre todo con el tema mujeriego, pero es que hasta nuestro querido presidente del gobierno, el amado, respetado y nunca suficientemente bien tratado Jose Luis Rodriguez Zapatero que se pone a hablar en una rueda de prensa con el presidente ruso del tema del turismo y tiene un "lapsus linguae". Es que hay que estimular, que favorecer, que follar... a las rusas. ¿Comorrrr? Pero que majete que es el tio, si señor, con esa gracía y ese talante que le caracteriza, se le puede llevar a cualquier party, que sería el alma de todas las fiestas. Pues yo le recomendaría al señor presidente unos cuantos garitos, de esos de lucecitas rojas en la puerta, que yo no he estado, que conste, pero que a mi me lo han contado, no te vayas a creer nada malo, en los que podemos estrechar los lazos de fraternidad hispano-rusa (o de cualquiera de las repúblicas que formaron parte de la Unión Sovietica) de la manera más intima. Yo pensaba que el turismo guarrete, el de limpiar el fusil aunque sea una vez al año y fuera de casa, era más de ir a Cuba o a Tailandia, pero parece ser que se nos abren nuevos horizontes. Spasiva, Presidente¡
No es que la mercancía nacional sea de mala calidad, que mira que ahora con la crisis nos dicen que debemos de consumir más producto nacional para sacar al país adelante y tal, pero siempre hemos tenido una fijación por todo lo que venia de fuera. Ya en la época del final de la dictadura la gente se iba a Perpignan a ver películas guarretas que aquí era impensable ver, y se hacían un porrón de kilómetros para ver chicha y se ponian todo palotes con los primeros bikinis de las teutonas, las hijas de la Gran Bretaña y sobre todo... las suecas, ese icono de la imagineria patria. Y el que mejor lo retrato siempre fue otro José Luis, como nuestro presidente. EL (con mayúsculas): José Luis López Vázquez. Quien no recuerda Operación Bikini o El turismo que gran invento. Obras maestras de lo kitsch y mas frikis que una convención de Star Wars. Y es que pensábamos que eran más liberales y tenían los cascos más sueltos y eran mas propensas al disfrute. Aun recuerdo esos veranos en Benidorm, paseando por la orilla de la playa viendo aquellos pechos, algunos turgentes, otros no tantos, con un color entre salmón y rojo sandía y yo con la toalla anudada a la cadera, para disimular, pero marcando siempre las doce en punto. O hacer pellas en el instituto para ir al cine que había en la calle Duque de Alba, auténtica sala S de las de la época, con el carnet de identidad falsificado en una mano y un macutillo con un bocata y una litrona en la otra, escondido para que el acomodador no se mosqueara y así pasar la mañana viendo El despertar sexual de las suecas, El sexo que habla, El fontanero, su mujer y otras cosas de meter, etc. La mayoría al principio eran de allende nuestras fronteras, pero luego empezo a aparecer la producción nacional que no tenía nada que envidiar a las foraneas. Esas pedazos peliculas, con esas pedazos de bandas sonoras (sadabadaba,... sadabadaba,... sadabadaba) y salias más calientes que la barandilla del infierno, que luego nos íbamos a las puertas del instituto de las monjas para hacer el berraco. Que tiempos aquellos, y es que ¿cualquier tiempo pasado fue mejor, o es que estamos otoñandonos y volviéndonos demasiado mayores? Me empiezo a preocupar.
No es que la mercancía nacional sea de mala calidad, que mira que ahora con la crisis nos dicen que debemos de consumir más producto nacional para sacar al país adelante y tal, pero siempre hemos tenido una fijación por todo lo que venia de fuera. Ya en la época del final de la dictadura la gente se iba a Perpignan a ver películas guarretas que aquí era impensable ver, y se hacían un porrón de kilómetros para ver chicha y se ponian todo palotes con los primeros bikinis de las teutonas, las hijas de la Gran Bretaña y sobre todo... las suecas, ese icono de la imagineria patria. Y el que mejor lo retrato siempre fue otro José Luis, como nuestro presidente. EL (con mayúsculas): José Luis López Vázquez. Quien no recuerda Operación Bikini o El turismo que gran invento. Obras maestras de lo kitsch y mas frikis que una convención de Star Wars. Y es que pensábamos que eran más liberales y tenían los cascos más sueltos y eran mas propensas al disfrute. Aun recuerdo esos veranos en Benidorm, paseando por la orilla de la playa viendo aquellos pechos, algunos turgentes, otros no tantos, con un color entre salmón y rojo sandía y yo con la toalla anudada a la cadera, para disimular, pero marcando siempre las doce en punto. O hacer pellas en el instituto para ir al cine que había en la calle Duque de Alba, auténtica sala S de las de la época, con el carnet de identidad falsificado en una mano y un macutillo con un bocata y una litrona en la otra, escondido para que el acomodador no se mosqueara y así pasar la mañana viendo El despertar sexual de las suecas, El sexo que habla, El fontanero, su mujer y otras cosas de meter, etc. La mayoría al principio eran de allende nuestras fronteras, pero luego empezo a aparecer la producción nacional que no tenía nada que envidiar a las foraneas. Esas pedazos peliculas, con esas pedazos de bandas sonoras (sadabadaba,... sadabadaba,... sadabadaba) y salias más calientes que la barandilla del infierno, que luego nos íbamos a las puertas del instituto de las monjas para hacer el berraco. Que tiempos aquellos, y es que ¿cualquier tiempo pasado fue mejor, o es que estamos otoñandonos y volviéndonos demasiado mayores? Me empiezo a preocupar.
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