miércoles, 17 de marzo de 2010

Los asesinos lentos

¿Qué harías tú si un día cualquiera un amigo, del que no sabes nada después de un montón de años, te llamara y te dijera que va a asesinarte, no en ese momento, pero no dentro de mucho? Cualquiera pensaría que es una broma pesada, rechazaría la idea y pensaría que es una locura, una chaladura de un lunático y se enfrentaría a él, argumentaría miles de excusas para quitarle de la cabeza esa estúpida idea. Y este es el principio de una magnífica novela Premio Café Gijón 2009 escrita por Rafael Balanzá. En sus pocas más de 150 páginas y de una manera muy dinámica conjuga con gran maestría el autor como ese hombre se va transformando, como el miedo le hace ir cambiando su personalidad y su forma de ver la vida. Los acontecimientos van surgiendo hasta ponerse en contra de ese personaje, hasta perder la cordura. La locura, con la que juzga a la actitud de su amigo es la que se va apoderando lentamente de él, hasta convertirlo en un ser diferente.
Nadie quiere pensar en la muerte, es la mejor manera de defenderte de ella, pensar que es algo que te sucederá algún día, pero es algo muy lejano. Pero siempre está ahí. Todos los enfermos buscan una esperanza que sólo abandonan en el último momento, cuando al ser conscientes del final se entregan con libertad a la muerte.
La rabia por no haber conseguido aquello que anhelabas, la envidia hacía el otro que si lo ha obtenido, el buscar en el triunfador un espejo en el que verse representado y al que finalmente sustituyes para ocupar su sitio. ¿Quién no ha soñado alguna vez con ser el otro, ese amigo con éxito, el que estaba en la cumbre y no el perdedor en la sombra que eres? Todos hemos deseado alcanzar ese algo que tenía nuestro amigo y que no estaba a nuestro alcance. Y en un momento dado te das cuenta que el sufrimiento o la humillación son la principal sustancia de nuestra vida, el motor de tu existencia, ya no te resientes de la vida. Y esa vida por la que habías luchado se desvanece y en ese momento te das cuenta que o mantienes la farsa que es tu vida o tomas las riendas y das un cambio de rumbo a tu camino. El teorema de Gödel se basa en que ante toda respuesta que encontremos hallaremos una pregunta anterior, toda explicación requiere de una explicación anterior y así hasta el infinito, la duda sin fin. Nunca podremos encontrar una respuesta totalmente verdadera. Eso es la incertidumbre absoluta y cuando te enfrentas a ella el resultado puede ser cualquiera. La libertad de decisión frente al determinismo se enfrentan constantemente en nuestras mentes y en esta novela.
Pero a pesar de que todo esto nos lleve a pensar que esta novela es lúgubre, kafkiana, negra, es todo lo contrario, está llena de humor, un humor ácido, mordaz y muy ingenioso. Trata de multitud de temas de una manera sorprendente y con giros bruscos en la historia y por ello la considero una buena novela. He quedado muy gratamente satisfecho y sorprendido.

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