Casi por casualidad, buscando una peli chorra para pasar un rato ameno y sin complicaciones de esas de pensar, en mi videdoclub habitual encontré Cashback. No es una película de estreno, es del año 2006, pero no había oído hablar de ella. Esta dirigida por un principiante en esto de la dirección, Sean Ellis y los actores no son nada conocidos. Partiendo inicialmente con grandes reparos ya que la cosa empezaba con la archimanida "chico pierde a chica" y que ya con esto como que me echaba un poco para atrás, me deje llevar por las críticas de los listos gafapastas de los interneses que a veces escriben sus criticas de las pelis como si fueran periodistas del Fotogramas, y me dispuse a verla sin esperar mucho de ella. Y es que los primeros minutos son un poco coñazo y ya estaba a punto de darle al socorrido botón del "power", cuando empiezan a hacer acto de presencia los secundarios que son los que hacen que sea recomendable. La cosa es que a raíz de perder a su chica el protagonista no puede dormir y en un principio intenta llenar este tiempo dedicándose a la lectura de buenos libros, pero después se da cuenta que necesita pasta y decide trabajar en el turno de noche de un supermercado, mezclándose de un jefe y unos compañeros de trabajo de lo más friki (el jefe, el kung-fu,...). Descubre que es capaz de parar el tiempo como un Hiro Nakamura (Heroes) pero sin los ojos rasgados y con acento de Brighton. El tío aprovecha esa habilidad para disfrutar observando a sus clientas en "perigotis". Ya quisiera yo tener al lado de mi casa un supermercado como ése y no el percal que tengo que ver cada vez que voy al Lidl o al "Metadona" ¡Vaya ganado! Además de algunos hilarantes momentos te hace recapacitar sobre el tiempo, de como lo disfrutamos pero, sobre todo, de como lo malgastamos. Vemos pasar a la gente a nuestro alrededor resguardándonos en nuestra concha y sin interactuar con ellos, llevados por la rutina, el miedo, el hastío y la premura del día a día. Y es que si no te paras un segundo puedes perderlo para siempre. Un momento buenísimo es cuando categorizando sobre los diferentes tipos de mujeres, uno de sus colegas que está mas caliente siempre que la parrilla del Pipo´s, distingue un subgrupo que son las Natalies (mujeres con las que puedes intercambiar fluidos corporales sin que tengas ningún tipo de relación sentimental con ellas, aquí son conocidas como Paulis, Jesis, Jenis o Letis, las reinas del polígono).
Llevo unos días, después de ver La leyenda del DJ Frankie Wilde, intentando descubrir si realmente este tipo existió y no lo tengo del todo claro. Algunos dicen que sí y otros que no, pero realmente parece un trasunto de la vida de cualquier "pinchadiscos" (con lo bonita que es ésta palabra y como somos así de modernos y de gilipollas, seguimos diciendo "dijey" con acento raquero). La trama es sobre un tipo que está en la cresta de la ola y es un auténtico Dios en las "discos" de la isla ibicenca, pero que por una enfermedad congénita y por los desfases que se mete se queda sordo. Para darle más realismo aparecen en la pantalla Tiesto (¿si fuera de Madrid se llamaría DJ Ladrillo o DjMaceto?) o Carl Cox, entre otros y vemos al tio pinchando en Pacha, DC-10 y Amnesia. ¡Ay!, como dirían los gallegos, a saudade, me recorre por el cuerpo un sentimiento melancólico recuerdo de una alegría ausente. Las fiestacas impresionantes pero la banda sonora salvo el temazo inicial (DJs in a Row) es una cacota. Y es que la música la puedes sentir por la piel, la puedes tocar, la puedes paladear y no hace falta sólo el oido para disfrutarla. Y si has estado en Ibiza, sabes que allí los sentidos pierden su sentido y ganan los sentimientos.
Y hablando de fiestacas, no hay que perderse el documental-videoclip Justice: A cross the Universe. Estos gabachos son la caña. Podemos ver a Gaspard casándose, totalmente borracho, en las Vegas (este es mi sueño), grupis y más grupis, y al jefe de seguridad, un "tarao" que aprovecha cualquier parada en cualquier ciudad de mala muerte de los USA para comprarse el pistolón mas grande que tuviesen en la armería. El sonido de los directos es pésimo, suena un poco a improvisado y amateur, pero para eso tenemos el disco del mismo nombre. Espero que pronto vengan por aquí y los podamos ver en directo por qué si son así yo no me los pierdo. We are..., you´ll....
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