No se que tendrá el turismo y la imaginación patria hacia lo foráneo, sobre todo con el tema mujeriego, pero es que hasta nuestro querido presidente del gobierno, el amado, respetado y nunca suficientemente bien tratado Jose Luis Rodriguez Zapatero que se pone a hablar en una rueda de prensa con el presidente ruso del tema del turismo y tiene un "lapsus linguae". Es que hay que estimular, que favorecer, que follar... a las rusas. ¿Comorrrr? Pero que majete que es el tio, si señor, con esa gracía y ese talante que le caracteriza, se le puede llevar a cualquier party, que sería el alma de todas las fiestas. Pues yo le recomendaría al señor presidente unos cuantos garitos, de esos de lucecitas rojas en la puerta, que yo no he estado, que conste, pero que a mi me lo han contado, no te vayas a creer nada malo, en los que podemos estrechar los lazos de fraternidad hispano-rusa (o de cualquiera de las repúblicas que formaron parte de la Unión Sovietica) de la manera más intima. Yo pensaba que el turismo guarrete, el de limpiar el fusil aunque sea una vez al año y fuera de casa, era más de ir a Cuba o a Tailandia, pero parece ser que se nos abren nuevos horizontes. Spasiva, Presidente¡
No es que la mercancía nacional sea de mala calidad, que mira que ahora con la crisis nos dicen que debemos de consumir más producto nacional para sacar al país adelante y tal, pero siempre hemos tenido una fijación por todo lo que venia de fuera. Ya en la época del final de la dictadura la gente se iba a Perpignan a ver películas guarretas que aquí era impensable ver, y se hacían un porrón de kilómetros para ver chicha y se ponian todo palotes con los primeros bikinis de las teutonas, las hijas de la Gran Bretaña y sobre todo... las suecas, ese icono de la imagineria patria. Y el que mejor lo retrato siempre fue otro José Luis, como nuestro presidente. EL (con mayúsculas): José Luis López Vázquez. Quien no recuerda Operación Bikini o El turismo que gran invento. Obras maestras de lo kitsch y mas frikis que una convención de Star Wars. Y es que pensábamos que eran más liberales y tenían los cascos más sueltos y eran mas propensas al disfrute. Aun recuerdo esos veranos en Benidorm, paseando por la orilla de la playa viendo aquellos pechos, algunos turgentes, otros no tantos, con un color entre salmón y rojo sandía y yo con la toalla anudada a la cadera, para disimular, pero marcando siempre las doce en punto. O hacer pellas en el instituto para ir al cine que había en la calle Duque de Alba, auténtica sala S de las de la época, con el carnet de identidad falsificado en una mano y un macutillo con un bocata y una litrona en la otra, escondido para que el acomodador no se mosqueara y así pasar la mañana viendo El despertar sexual de las suecas, El sexo que habla, El fontanero, su mujer y otras cosas de meter, etc. La mayoría al principio eran de allende nuestras fronteras, pero luego empezo a aparecer la producción nacional que no tenía nada que envidiar a las foraneas. Esas pedazos peliculas, con esas pedazos de bandas sonoras (sadabadaba,... sadabadaba,... sadabadaba) y salias más calientes que la barandilla del infierno, que luego nos íbamos a las puertas del instituto de las monjas para hacer el berraco. Que tiempos aquellos, y es que ¿cualquier tiempo pasado fue mejor, o es que estamos otoñandonos y volviéndonos demasiado mayores? Me empiezo a preocupar.
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1 comentario:
Si, nos estams hciendo mayores
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