sábado, 25 de abril de 2009
The International: Dinero en la sombra
Pues para festejar cumpleaños (de María -8 añazos ¡ya!- y el mío -yo soy como las folclóricas, no desvelo mi edad-) y aprovechando que los abuelos se quedaban con las peques hemos vuelto a ir al cine esta noche. Yo no se si es por que no elegimos bien las películas o es que cada día se hacen peores pelis, pero vamos, que nos estrellamos cada vez que vamos al cine. La verdad es que tampoco esperaba mucho de esta, así, ya de entrada, pero mi sospecha se vio confirmada. Aprovechando que los culpables de la crisis actual son los Bancos, que son unos especuladores de mierda, y de los políticos que se corrompen por el dinero, pues nada, escribimos un guión y hacemos una película con un aire de crítica social y un regusto a impotencia ante tantos desmanes. Y ni es una crítica creíble, ni el argumento se sostiene en ningún momento, a veces es demasiado complejo y enrevesado y a veces demasiado simple y previsible y cogido con alfileres. Que los bancos y las grandes multinacionales amparan a los políticos y estos en un feedback, retroalimentan a aquellos, es algo de tan visto y oído, predecible, pero la manera de contarlo (con una cuidada fotografía y recorriendo el mundo de punta a punta) es burda y simplona. Y es que un poli de la Interpol se pone a investigar, con la ayuda de una abogada, la implicación de un banco luxemburges en el tráfico de armas y se lia la marimorena, como no podía ser de otra manera. Por Naomi Watts no pasan los años, y no se si será que a uno le empiezan a gustar las madres maduritas con niños pequeños mas que las jovencitas veinteañeras (que, ya se sabe, la gallina vieja hace mejor caldo) y aunque hace un papel mas bien tontuno, es mejor que Clive Owen, que ni a palos le quitan la misma expresión durante toda la película, de cara culo estreñido con úlcera "diodenal". La escena en el Guggenheim está muy bien realizada, pero que media docena de tíos se líen a tiros con ametralladores durante diez minutos y no envíen al Séptimo de Caballería no se lo cree ni Cristobalito Balmoño. La falta de garra, de acción y su previsibilidad, me hace calificarla como un fracaso, aunque si quieres quemar dos horas de tu vida la puedes ver, aunque hay cosas mejores que hacer y no te explico como, que yo no digo ná, pero lo digo tó.
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